Eduardo Solá Franco – El impulso autobiográfico
A través de más de cien obras, esta exhibición se propone aproximarnos al trabajo de Eduardo Solá Franco, relacionando su producción artística a los eventos y circunstancias que modelaron su propia experiencia vital.
La incomprensión del singular trabajo del artista, en su tiempo, se debió a varios factores, por un lado su pintura no encajaba dentro de las corrientes internacionales dominantes, o sea, no plegaba ni a vertientes formalistas ( los distintos tipos de abstracción, por ejemplo ) ni a las que hicieron del arte una plataforma de reivindicación social (el realismo, el indigenismo, etc). Por otro lado, su extracción de clase alta y su aversión a militancias políticas le ocasionó problemas con la institucionalidad cultural local dominada por el pensamiento de izquierda.
En ese contexto, no se asumió la complejidad que presentaba su obra, atravesada además por una sensibilidad propia de su identidad sexual y por inquietudes derivadas de su compleja dimensión espiritual. Estos dos aspectos complicaban aún más su recepción en un ambiente cultural conservador. Solá desarrolló un universo visual en extremo personal en medio de un mundo que a sus ojos se descomponía progresivamente, de ahí la invocación incesante a la antigüedad clásica y al ¨paraíso perdido¨ del pasado. A través de su trabajo de raigambre simbolista, caracterizado por una figuración narrativa sumada y un eclecticismo formal extravagante, el artista aspiraba a lograr un equilibrio individual a partir de otro tipo de búsquedas: la representación de sus propias incertidumbres existenciales, imágenes que daban cuerpo a sus anhelos, a su mundo interior y a las contradicciones del ser humano. La mayoría de las obras que componen esta exposición fueron encontradas en una bodega abandonada por años en Roma, rescatada luego de su muerte. Ese acervo personal, exhibido de forma selectiva y fragmentada en vida aunque guardado con celo por el artista hasta el fin de sus días, permite hoy una mirada que reconstruye los sentidos profundos de su trabajo. La exposición está dividida en ocho núcleos que hilvanan diversos aspectos de su trayectoria.
Rodolfo Kronfle Chambers
Curador de la exposición