Eduardo Solá Franco

Los diarios contienen un registro detallado la de esfera cultural en que vivió el artista durante la parte medular del siglo, mostrando de manera creativa acontecimientos históricos y de actualidad que se iban intercalando con su propia cotidianidad. Por las páginas desfilan cantantes, actores, bailarines, músicos, escritores y una miríada de personalidades, junto con las amistades del artista, inmerso en una agitada vida social que atravesaba ambientes de élite en Sudamérica, Estados Unidos y Europa. El vívido recuento de sus viajes y los paisajes que vislumbró se intercalan con los avatares de su vida afectiva, lo propio el detalle de su actividad creativa en los diversos campos en que incursionó, como el teatro, el film y la literatura. Los diarios proveen una memoria además de sus estados de ánimo, de sus quebrantos de salud, de su ideología y de su vida psíquica, en suma, del personaje Solá, tan esencial esto para entender y sopesar a uno de los creadores ecuatorianos más complejos de la historia, y sin duda al más polifacético de todos.

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Descripción

Con motivo del centenario del nacimiento del artista Eduardo Solá Franco (Guayaquil, 1915-Santiago de Chile, 1996) se acaban de publicar, bajo el sello de la naciente editorial EACHEVE, sus Diarios Ilustrados producidos entre 1935 y 1988.

Durante 54 años ininterrumpidos Solá mantuvo la producción de imágenes que representan sus experiencias de vida, anotados con breves descripciones sobre los eventos y personas que lo rodearon. Este compendio de acuarelas y algunos collages fueron compilados en 14 volúmenes que contienen 3282 imágenes, y se encuentran desde este año en los fondos de la Biblioteca Nacional de Paris, según lo instruyó el artista en su testamento.

Los diarios contienen un registro detallado la esfera cultural en que vivió el artista durante la parte medular del siglo, mostrando de manera creativa acontecimientos históricos y de actualidad que se iban intercalando con su propia cotidianidad. Por las páginas desfilan cantantes, actores, bailarines, músicos, escritores y una miríada de personalidades, junto con las amistades del artista, inmerso en una agitada vida social que atravesaba ambientes de élite en Sudamérica, Estados Unidos y Europa. El vívido recuento de sus viajes y los paisajes que vislumbró se intercalan con los avatares de su vida afectiva, lo propio el detalle de su actividad creativa en los diversos campos en que incursionó, como el teatro, el film y la literatura. Los diarios muestran a un gran observador del género humano que miraba el mundo con agudeza desde una plataforma privilegiada, abriendo una ventana a una sensibilidad permeada por una conciencia de clase alta y de cariz espiritual, a contrapelo de los derroteros –formalistas o reivindicativos- que marcaban el arte local. Los diarios proveen una memoria además de sus estados de ánimo, de sus quebrantos de salud, de su ideología y de su vida psíquica, en suma, del personaje Solá, tan esencial esto para entender y sopesar a uno de los creadores ecuatorianos más complejos de la historia, y sin duda al más polifacético de todos.

Con el objetivo de difundir este singular trabajo de interés universal, sin duda la obra de arte más ambiciosa e impresionante producida por cualquier artista ecuatoriano en el siglo XX, se planificaron investigaciones dedicadas al estudio de los diarios, reproducidos íntegramente en un compendio de cuatro volúmenes. Los textos de Rodolfo Kronfle Chambers hacen un recorrido por los contenidos de la obra, mostrando cómo la misma sirve como llave maestra que permite la decodificación de su obra pictórica y fílmica. Un prólogo del historiador de arte latinoamericano James Oles sitúa la importancia de los diarios en un contexto de análisis más amplio.

Eduardo Solá Franco fue un trotamundos, un esteta refinado y un ser alternativo emocionalmente atormentado, que vivió frecuentando las altas esferas sociales en varios países. Su toma de distancia con la izquierda política le significó el recelo del mundo artístico institucionalizado del Ecuador; a su vez su postura anti-vanguardia lo dejó también en los márgenes de la historia del arte. Desde muy temprano en su carrera Eduardo Solá Franco se embarcó en un proyecto creativo de talante autobiográfico que dramatizaba cada aspecto de su conflictuada experiencia de vida: sin duda su logro mayor es la extraordinaria forma como nos cuenta la historia que se desarrolla en estas páginas.

Fotos: Gonzalo Vargas