Leandro Pesantes – ‘De la Nada a la existencia’

Espacio Elisa Estrada
Guayaquil, Ecuador
Curaduría Rodolfo Kronfle

LEANDRO PESANTES B.
DE LA NADA A LA EXISTENCIA

El trabajo de Leandro Pesantes (Guayaquil, 1986) se puede asociar al misterio, al ensueño y a la dimensión mística de las tradiciones simbolistas. Su atracción por el conocimiento esotérico se pone al servicio de una intención reverencial por asir lo imperceptible, acceder a los confines de la mente y descubrir la esencia detrás de las apariencias.

Este tipo de inquietudes suele tener un sustrato biográfico, que en el caso del artista se remonta a su crianza en un hogar de bautistas protestantes. Desde pequeño queda marcado por la idea de “salvar almas”, acompañando a sus padres en tareas evangelizadoras, no solo en entornos urbanos sino en salidas frecuentes al campo. Ya para el 2007 se bautiza y se prepara como misionero en la localidad peruana de Saltur, cercana a las tumbas reales del Señor de Sipán, donde entra en contacto con experiencias sensibles en las que se entrecruza lo religioso con saberes heredados y prácticas de sanación tradicionales ancladas en el mundo natural. Este proceso de aprendizaje se integra posteriormente con sus estudios de arte, permitiéndole canalizar las intuiciones derivadas de aquellas reveladoras vivencias.

De esta forma su serie de pinturas más reciente -De la nada a la existencia- se puebla de paisajes donde interpreta una naturaleza que se expresa cargada de fenómenos y atravesada por un repertorio de símbolos que remiten no sólo a lo divino, sino a la magia, a lo oculto, a lo arcaico o a lo ancestral. Obras donde se decantan un cúmulo de reminiscencias que van desde la exploración de las montañas en su época de preparación para la prédica, hasta su filia por temas como la cábala y los principios universales de la metafísica. En sus cuadros suele incluir palabras o frases al borde de lo legible, cuyo rol ideográfico refuerza los sentidos trascendentales a los cuales apunta. Cada trabajo lo aborda como un pequeño relato habitado por personajes, máscaras y espíritus que surgen de un bosque, pero que a su vez afloran espontáneamente de un diálogo con la pintura misma, donde el artista aprovecha visualmente lo que puede ofrecer el accidente y las sugerencias a veces indescifrables del borde entre la abstracción y lo representacional.

Y al igual que en su trabajo instalativo previo, obras como El lugar terrenal o Kabbalah parecen haberse cargado con los rastros de un rito. Explora aquí la energía perceptible que emana de los materiales y objetos empleados, al punto que pueden interpretarse como elementos ceremoniales cuyo carácter mítico órbita en torno a lo desconocido.

Rodolfo Kronfle Chambers
Curador