Anthony Arrobo – ‘Blue in green’

Espacio Elisa Estrada
Curaduría Eliana Hidalgo
Guayaquil, Ecuador

El 1 de abril del 2020, pocas semanas después de empezar el confinamiento, Anthony Arrobo (Guayaquil, 1988) decide pintar disciplinadamente una pequeña acuarela por día, sin tener en mente nada concreto sobre el eventual destino de este conjunto.

Al igual que los Date Paintings de On Kawara, el artista trabaja y fecha cada obra en su cuaderno durante el lapso de un día. Este ejercicio reiterativo, donde la disciplina cotidiana modula el sentido de la producción, tiene múltiples antecedentes también en el arte local, desde Un arte a diario (2002-2003) de Marcelo Aguirre hasta la serie Llueve afuera (2018) de Pablo Cardoso.

En Blue in Green, su lenguaje minimalista y abstracto destaca por su simpleza. Arrobo crea todo un mundo poético concentrado en la exploración del color, nada extraño considerando que su trabajo siempre ha mostrado interés por los aspectos formales de la pintura y la escultura. Desde sus obras tempranas, el artista manifiesta un afán de jugar con los materiales tradicionales utilizados a lo largo de la Historia del Arte, como en su obra Layers 2 (2010), una gran resma de papeles tamaño A1 en los que solo pinta los bordes con cuidado y precisión para lograr la gama del arcoíris, ignorando en este gesto el rol tradicional del papel como soporte. Diez años más tarde, nos volvemos a encontrar con una propuesta que a primera vista parece un conjunto de simples ejercicios cromáticos, pero descubrimos ahora una nueva faceta más espontánea y azarosa, alejada de ese perfeccionismo que marcó sus primeros trabajos.

Como ocurre en el jazz, el artista fluye por medio de su experimentación e improvisación para crear las acuarelas que llenan la galería. Por eso el título Blue in Green, tomado de una canción de Miles Davis, no es casual y, más que una relación con el color, es esa continua e incansable búsqueda exploratoria con la acuarela. Su proceso consistía en aproximarse a la cartulina “sin tener una noción clara de lo que iba a pintar… Dibujar, trazar medidas y jugar con el color eran las únicas premisas”, comenta Arrobo. Dentro de este mar de color nos encontramos con Abril, una obra pintada con negro que surge como una necesidad de dejarse llevar “por una composición más cercana al concretismo brasileño para indicar grandes silencios en el diario”.

Durante el período en que se comenzó a organizar la exposición, surgieron los trabajos a gran escala, como Red and Blue Center o Blue in Green, donde la motivación fue llevar aquellas gradaciones cromáticas de los meses anteriores a otro nivel de experimentación y visualidad, y donde el color “se emancipara”. Estas abstracciones no remiten a nada más que a los efectos del pigmento. Como decía Frank Stella, “lo que ves es lo que es”.

En este proceso y disciplina diaria desarrollada por el artista hace más de un año, el color ha adquirido simbólicamente las cualidades del tiempo transformando estas paredes en una bitácora de su experiencia durante el confinamiento. Estos campos cromáticos son el reflejo de un momento específico, uno en el cual el artista se encontró presente.

Eliana Hidalgo